Al triste, no le preguntes la historia de su desgracia,
mejor dile que en ti tiene un amigo.
Al que llora, no le escudriñes el origen de su llanto,
mejor dile que tú tienes un hombro, un pañuelo, una sonrisa.
Al que anda tambaleante por la vida, no le analices porqué no ha llegado a ninguna parte,
mejor dile que tú tienes para él un espacio de descanso.
Al que anda sin templo y sin oración, no le preguntes porqué es un descreído,
Mejor enséñale a DIOS.
A esos que hacen un caos de su vida, no les preguntes qué causa su confusión,
mejor enséñales el rastro sosegado de la fe.
Al que anda dolido y agotado con su cruz, no le preguntes por qué le pesa tanto,
mejor condúcelo a los brazos de DIOS.
Al que se resiste a seguir y se siente vencido, no le ajusticies con normas, deducciones y raciocinios,
mejor dale la mano, y dile: Voy contigo.

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